Los objetos desechados forman parte de
nuestra cultura material y por ende de nuestra vida. Constantemente
los percibimos, los interpretamos, nos relacionamos, e incluso nos
identificamos con ellos, proyectando nuestras emociones sin apenas
ser conscientes de ello.
A diferencia del objeto, el
objeto-desecho ha perdido sus propiedades objetivas y de uso, pero
conserva otras propiedades subjetivas que le otorgan el valor que
cada individuo le quiera dar.
En el siguiente trabajo se hace una aproximación a aquellos procesos psicológicos que se podrían
activar mediante la práctica artística con estos materiales.