8 de julio de 2015

Naturaleza y salud mental


Un nuevo estudio ha probado cómo el acceso a la naturaleza podría ser un componente vital en nuestra salud mental.

Los investigadores de la Universidad de Stanford querían investigar por qué la urbanización se asocia con una mayor incidencia de la enfermedad mental y decidieron realizar un experimento controlado. Se analizó si la exposición a la naturaleza podría influir en los niveles de depresión y específicamente, en la "rumia mental": pensamientos repetitivos enfocados en aspectos negativos.

Los investigadores llevaron a dos grupos de participantes por una caminata de 90 minutos a través de dos tipos de ambientes muy diferentes. Un grupo atravesó una zona de pastizales poblada de robles y arbustos, mientras que el otro grupo caminó por el lado de una carretera de cuatro carriles con mucho tráfico.

Mediante la realización de escáneres cerebrales a los caminantes (antes y después de la expedición), el equipo encontró que la actividad neuronal en la corteza prefrontal subgenual (área del cerebro que está activo durante la rumia mental) había disminuido en los voluntarios que exploraron el entorno natural. En cambio, los que caminaron a lo largo del lado de la carretera, no mostraron ningún cambio en su actividad neuronal, lo que sugiere que las experiencias en la naturaleza pueden tener un impacto positivo en la regulación emocional de nuestro cerebro.

"Estos resultados sugieren que las áreas naturales accesibles pueden ser vitales para la salud mental en un mundo que se urbaniza rápidamente", señala Gretchen Daily, co-autor del estudio. "Nuestros resultados pueden ayudar a que las ciudades sean más habitables, y a hacer que la naturaleza sea más accesible a todos los que viven en ellas."

Cuando se compara con la gente del campo, las personas que viven en las ciudades tienen un 40% más de riesgo en trastornos del estado de ánimo y un 20% más de riesgo en trastornos de ansiedad. Con este tipo de estadísticas, "conseguir alejarse de todo" se está convirtiendo en algo más que una buena manera de pasar el fin de semana. Podría resultar una estrategia esencial para ayudar a mantener nuestra salud psicológica en el siglo XXI.

Podéis encontrar esta investigación en Proceedings of the National Academy of Science.

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