Hace unos días realicé una sesión con un grupo de niños de entre 5 y 7 años. La consigna me la sugirió Vanessa Tena, amiga y arteterapeuta. Tras conversar sobre los desencadenantes de implicación personal, es decir, aquellas consignas que pueden ayudar a que la producción del participante represente a la persona y no que se reduzca a un mero ejercicio.
La consigna consiste en dejar una huella sobre un soporte y desde ahí
comenzar la creación. Si la persona necesita alguna pauta más se le
puede proponer, por ejemplo, que dibuje un lugar a partir de su huella, e incluso los
personajes que habitan en él.

En esta ocasión
los niños dejaron fluir su imaginación creando una imagen acorde con
ellos. A continuación os dejo algunos de los dibujos, en los que podemos
ver desde historias con un alto nivel de detalles como el autorretrato
de una de las niñas transformada en sirena u nadando con un delfín a la
sencillez de incorporar un amarillo sobre un naranja y transformar la
huella de la mano en fuego.
"Los
desencadenantes de implicación permiten que el Sujeto de la enunciación
figure de manera críptica en el enunciado sin ser por eso Sujeto de
este enunciado. La persona se proyecta, sin saberlo, en su producción,
que no trata de símisma en primera persona sobre el modo del /yo/".
Jean-Pierre Klein